Los propósitos de año nuevo son objetivos que nos planteamos de manera personal y que sirven como motivación para iniciar el año que comienza. Algunos ejemplos de los propósitos de año nuevo son:
Todos los propósitos deben de ir acompañados de hábitos que nos permitan alcanzarlos.
Así como los hábitos pueden favorecernos, también pueden perjudicarnos a corto o a largo plazo. Es por eso que es necesario evaluar qué hábitos tenemos actualmente e identificar aquellos que son saludables que es importante mantener o bien, continuar mejorando o evaluar cuales debemos de modificar o retomar.
Establecer objetivos te permitirá tener una meta clara y sabrás a donde quieres llegar.
Planifica las actividades que tendrás que hacer para alcanzar tu meta. Por ejemplo, si tu meta es realizar actividad física, las actividades pueden ser dejar preparada tu ropa deportiva, colocar alarmas, entre otros. Puedes utilizar una libreta o agenda para organizarte de una mejor manera.
Pequeños pasos te ayudarán a alcanzar tu meta final. Por ejemplo, si tu meta es consumir 8 vasos de agua al día, comienza consumiendo 2 vasos diarios y poco a poco incrementa al número hasta llegar a los 8 vasos.
Colocar fechas te ayudará a estar más comprometido contigo mismo. Por ejemplo, para el mes de febrero debo de realizarme un chequeo general de mi estado de salud.
Siempre que puedas, evita postergar tus actividades. A corto plazo, postergar actividades puede darnos tranquilidad, sin embargo, si lo hacemos con frecuencia y de manera voluntaria, provocará retrasar el logro de nuestras metas personales.
Ejemplo de ello es medir los niveles de glucosa, monitorear la presión arterial y realizarnos un chequeo médico general al menos una vez al año. Es decir, no debemos de esperar a que presentemos algún signo o síntoma para empezar a cuidar nuestra salud.
Es importante que analicemos nuestro progreso y que seamos constantes para finalmente adquirir el hábito deseado.